El Departamento del Interior de Estados Unidos actualizó su lista oficial de minerales críticos, incorporando al cobre, principal producto de exportación de Chile, dentro del grupo de materias primas consideradas “esenciales para la seguridad económica o nacional” de la superpotencia norteamericana. La medida, que también incluye al uranio y la plata, marca un cambio significativo en la política de abastecimiento de recursos estratégicos del país.
Un nuevo estatus geopolítico para el cobre
La designación de “mineral crítico” responde a tres criterios definidos por el gobierno estadounidense: que el material sea indispensable para la seguridad o economía nacional, que tenga una cadena de suministro vulnerable a interrupciones, y que su ausencia genere consecuencias significativas para sectores industriales clave.
Con esta actualización, la lista federal pasó de 50 a 60 minerales, incorporando diez nuevos elementos, entre ellos el cobre, que es esencial para la transición energética, la electromovilidad y las redes eléctricas de nueva generación.
El reconocimiento, explicó el Departamento del Interior, busca “garantizar el suministro estable de insumos estratégicos” y reducir la dependencia de importaciones desde países como China, que domina actualmente el procesamiento mundial de cobre refinado.
Potenciales repercusiones comerciales
Según el análisis de Bloomberg, la inclusión del cobre en esta categoría “determina qué productos quedarán cubiertos por la investigación de la Sección 232 del gobierno estadounidense sobre minerales críticos procesados y sus productos derivados”, iniciada en abril de este año durante la administración de Donald Trump.
Dicha investigación podría derivar en la aplicación de aranceles o restricciones comerciales a ciertas importaciones, en un intento por fortalecer la industria nacional de minerales y manufacturas estratégicas.
Bloomberg señaló que “el presidente Trump ha priorizado la seguridad del suministro interno de estos minerales, argumentando que la excesiva dependencia de fuentes extranjeras compromete la seguridad nacional, el desarrollo de infraestructura y la innovación tecnológica”.
Sin embargo, en el caso del cobre refinado —la principal forma en que Chile exporta a Estados Unidos—, este fue excluido del arancel del 50% impuesto el pasado 30 de julio sobre las importaciones de cobre en general. Esa excepción, según analistas, mitiga el riesgo inmediato de impacto sobre el comercio bilateral, aunque no lo elimina del todo.
Chile, un proveedor estratégico en la mira de Washington
Estados Unidos importa cerca del 50% del cobre que consume, y Chile, Perú y Canadá representan sus principales fuentes de abastecimiento. En contraste, el refinado y procesamiento del metal —la etapa de mayor valor agregado— se concentra en China, lo que explica el interés de Washington por diversificar su cadena de suministro.
La designación del cobre como mineral crítico podría abrir nuevas oportunidades para Chile, especialmente en materia de inversiones conjuntas, contratos de suministro a largo plazo y cooperación tecnológica, dentro de la estrategia estadounidense de “friendshoring” o relocalización productiva hacia países aliados.
No obstante, también introduce riesgos geopolíticos: el cobre chileno podría quedar sujeto a revisiones regulatorias adicionales, mayores exigencias de trazabilidad y controles de exportación más estrictos en el marco de acuerdos de seguridad estratégica.
Voces desde la industria minera
Desde el sector minero norteamericano, la decisión fue recibida con satisfacción. Kathleen Quirk, directora ejecutiva de Freeport-McMoRan, principal productor de cobre de Estados Unidos, declaró a Reuters que “es fundamental reconocer el valor estratégico del cobre en la economía moderna”, pero advirtió que “Estados Unidos no posee los mismos niveles de calidad y concentración mineral que los yacimientos internacionales”, en alusión a los depósitos de la cordillera andina.
Por su parte, economistas y analistas chilenos coincidieron en que la medida confirma el carácter indispensable del cobre en la transición energética global, aunque insistieron en que Chile debe aprovechar este nuevo estatus para avanzar hacia una mayor industrialización del metal y su refinamiento local, en lugar de limitarse a su exportación como concentrado.
Una decisión con implicancias a largo plazo
La clasificación del cobre como mineral crítico se inscribe en una estrategia más amplia de Estados Unidos orientada a reconstruir cadenas de suministro seguras, proteger su base manufacturera y fomentar la inversión doméstica en sectores clave como la energía limpia, los semiconductores y la defensa.
En ese sentido, los proyectos vinculados a minerales críticos —incluido el cobre— podrán acceder a incentivos fiscales, garantías crediticias y apoyo federal para investigación y desarrollo, lo que podría redefinir el mapa global de inversiones mineras.
Con esta medida, el cobre se consolida no solo como un recurso económico clave, sino también como un activo geopolítico de primera magnitud, en el que Chile, como principal productor mundial, adquiere un papel aún más relevante dentro de las estrategias de seguridad de las grandes potencias.
