Incentivos a la inversión, altos precios internacionales y demanda asociada a la transición energética explican el renovado impulso cuprífero del país vecino, aunque expertos descartan un impacto inmediato sobre el liderazgo chileno.
Argentina avanza decididamente en una estrategia orientada a posicionarse como un nuevo actor relevante en el mercado global del cobre. Aunque su producción actual es marginal, el país impulsa una cartera de al menos seis proyectos mineros de gran escala que, en conjunto, podrían superar el millón de toneladas de producción anual dentro de los próximos diez años, en un escenario marcado por altos precios internacionales y un renovado interés de capitales extranjeros.
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Este nuevo impulso se explica, en buena medida, por la puesta en marcha del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), aprobado en 2024 por el gobierno de Javier Milei. El mecanismo busca atraer inversiones de largo plazo mediante estabilidad fiscal, previsibilidad normativa y facilidades para la repatriación de utilidades, condiciones especialmente valoradas en proyectos mineros intensivos en capital y de extensa maduración.
A ello se suma un contexto internacional favorable para el cobre, impulsado por el crecimiento de la demanda asociada a la transición energética, la electrificación del transporte y el desarrollo de infraestructura global. Este escenario ha despertado el interés de grandes compañías mineras multinacionales, que han comenzado a acelerar iniciativas largamente postergadas en territorio argentino.
Proyectos en carpeta y foco en San Juan
Actualmente, el proyecto Los Azules, ubicado en la provincia de San Juan, es el único aprobado bajo el RIGI. La iniciativa contempla una inversión superior a US$ 3.170 millones, con inicio de construcción proyectado para 2027 y entrada en operación hacia 2029. Junto a este desarrollo, avanzan otros proyectos relevantes como Taca Taca, El Pachón, Mara, Vicuña y PSJ Cobre Mendocino, distribuidos principalmente en las provincias de San Juan, Salta, Catamarca y Mendoza.
Si bien estas cifras reflejan un cambio de escala para la minería argentina, desde la industria advierten que el impacto será gradual. Michael Meding, vicepresidente de McEwen Copper y gerente general de Los Azules, señaló que Argentina aún se encuentra lejos de los niveles productivos de Chile y Perú, aunque reconoció que podría consolidarse como un actor relevante en la próxima década.
Comparación regional y advertencias para Chile
Una visión similar expresó Manuel Viera, presidente de la Cámara Minera de Chile, quien sostuvo que, aunque Argentina podría alcanzar o incluso superar el millón de toneladas de cobre en diez o doce años, difícilmente logrará equiparar el liderazgo chileno. No obstante, advirtió que Chile podría perder terreno relativo si no reactiva con mayor fuerza la exploración y la inversión minera.
En ese sentido, el avance argentino aparece más como una señal de competencia futura que como una amenaza inmediata. El desarrollo de estos proyectos dependerá de la continuidad de los incentivos, de la estabilidad macroeconómica y de la capacidad del país para resolver desafíos regulatorios, sociales y de infraestructura.
Argentina busca convertirse en un nuevo polo cuprífero regional, pero su consolidación dependerá de sostener reglas claras y atraer inversiones de largo plazo en un mercado altamente competitivo.
