El Índice de Producción Minera se contrajo por tercer mes consecutivo, con una fuerte incidencia negativa del cobre metálico y una menor actividad en litio, según datos del INE.
La minería en Chile experimenta una nueva contracción en su actividad
Según el último Boletín de Sectores Económicos publicado por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el Índice de Producción Minera (IPMin) registró una caída del 6,6% en febrero de 2025 en comparación con el mismo mes del año anterior. Esto tuvo un impacto directo en el Índice de Producción Industrial (IPI), que retrocedió un 3,6% en el mismo periodo.
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El retroceso en la minería se explica principalmente por el mal desempeño de la minería metálica, que registró una contracción del 7,4%. Este segmento, que incluye principalmente la producción de cobre, restó 6,397 puntos porcentuales al índice minero general.
- Factores como baja ley del mineral y trabajos de mantención en plantas influyeron en la baja del cobre.
- La menor actividad en extracción también contribuyó a la contracción del sector minero.
- Empresas relevantes del sector se vieron afectadas por estos factores operacionales.
Además del cobre, la minería no metálica también mostró señales de enfriamiento, con una disminución del 1,3% en doce meses. Esto se debe a la baja de precios internacionales y a menores volúmenes exportados, principalmente en la producción de carbonato de litio.
En contraste, la extracción de recursos energéticos fue la única categoría que experimentó crecimiento, con un aumento del 4,0%. Sin embargo, su incidencia fue marginal en el comportamiento total del Índice de Producción Minera.
Este nuevo descenso mensual en la producción minera se suma a la tendencia negativa observada en los últimos meses. Con tres meses consecutivos de caídas interanuales, el sector minero enfrenta desafíos importantes en un momento clave para su desarrollo.
Retos y desafíos para la minería en Chile
La contracción en la producción minera pone presión sobre las decisiones de inversión y planificación para 2025. La incertidumbre regulatoria, las dificultades logísticas y la necesidad de mantener operaciones en faenas clave se posicionan como desafíos prioritarios para revertir la tendencia.
